Amanece y es niebla

Llegaba a veces. Tenía nombre, incluso. Bajaba, espesa, borrando algunos recuerdos y dejando en cambio dibujos rápidos, apenas trazados.

Bosques de niebla. Páramos. Tantos lugares, frágiles y apenas vistos. Etéreos. De una fluida eternidad. Un homenaje, esta vez, una reverencia, a esos secretos entre las nubes y la montaña.